Para la alquimia interna del taoísmo, practicar Qigong es un proceso de recopilación de “Jīng (esencia), Qì (energía) y Shén (espíritu)”, que son tres vitalidades necesarias para nuestra salud. En el taoísmo reforzar y practicar nuestro “Jīng, Qì y Shén” es la forma ideal de volverse más saludable, por lo cual la práctica de Qigong también es reconocida en los círculos taoístas como el mejor camino hacia la inmortalidad.
La práctica continuada de Qigong de Wudang tiene la capacidad de recuperar el equilibrio del sistema orgánico interno. Cuando el sistema orgánico está equilibrado, el cuerpo trabaja a plena capacidad y con eficiencia óptima, mejorando así el estado de salud general y la longevidad del practicante. Además de restaurar la armonía de los órganos internos, el Qìgōng de Wudang también flexibiliza las articulaciones, alarga los tendones y fortalece la musculatura. Otro beneficio añadido es la estimulación y mejora del sistema respiratorio y circulatorio. Esto no solo contribuye a refrescar y oxigenar la sangre que circula por todas las extremidades, sino que también facilita la eliminación de toxinas letales.